RUIZ LINARES

Desde 1883

RUIZ LINARES

Desde 1883

Luis M.ª de la Higuera

Junio de 2024

Soy pintor aficionado, pero no novel. De formación casi autodidacta, recuerdo con gratitud los consejos y enseñanzas de Manuel Maldonado que presentó mi primera exposición individual en la Caja Provincial de Ahorros de Granada, un ya lejano año 1978. La segunda y, hasta hoy, última, en la efímera galería. La Granada iluminada en 1993. Mi breve curriculum se completa con la participación en algunas exposiciones colectivas.

Hasta mi reciente jubilación he alternado periodos de dedicación a la pintura con otros de inactividad, esa discontinuidad ha perjudicado la concentración y el ensimismamiento que fructifican en un estilo propio. No hablo solo de un distintivo sello reconocible, sino de la sintonía íntima del pintor con su obra que le imprime un carácter propio, una manera, que destierra la dispersión sin caer en la rutina.

A lo largo de mi vida he pintado cuadros de muy diferente tipo, calidad y temática, pero por más que varíe, siempre existe en mi una dependencia inevitable del natural. Es verdad que la abstracción pura me seduce, pero he comprobado que una cosa es admirarla y otra tener aptitudes para acercarse a ella de forma competente. Cuando lo he intentado, el resultado se ha visto frustrado por la existencia de un volumen o una línea impertinentes que la mirada intenta completar como algo objetivo, por muy deformado o esquemático que se presente. Necesito una referencia para luego alternarla y la eventual construcción a posteriori por quien mira el cuadro forma parte del resultado mismo.

En esta exposición -para la que han sido indispensables el ánimo y la confianza del titular de la galería, Fernando Carnicero- he reunido paisajes y bodegones en los que la representación no realista se combina con lo ideado y se hace explícito el interés por el cubismo sintético y alguna de sus secuelas. Casi todos los he pintado en los dos últimos años y he incluido otros anteriores como indicios recurrentes de un trayecto no completado, de un hilo conductor que quiero desentrañar. No es que busque un presupuesto teórico, tampoco me preocupa construir un relato que intente sostener o justificar lo que pinto, ese hilo se mostrará o no con la actividad misma y su carácter revelador.

El proceso que sigo tiene ligeras variaciones. Después de la imprimación, busco un tono de fondo si es que no dejo el blanco mismo, y realizo un bosquejo muy tenue que luego modifico a medida que aplico los colores; los voy ajustando de valor y tono en función de los demás y de su respectiva extensión en la superficie del cuadro. A veces me sirvo de lineas que perfilan o dividen espacios para que las formas geométricas se fusionen con las naturalistas y se armonicen. No es una fórmula, no tengo un plan detallado, pero quiero ser sincero conmigo mismo. Cuando siento que es preciso, suprimo partes de las que estaba inicialmente satisfecho si después me resultan artificiosas y veo que manteniéndolas se distorsiona el todo. En otras, el cuadro se me resiste y lo abandono un tiempo; si veo que no lo voy a poder recuperar, lo borro sin mas. Al final lo que pretendo es ordenar visualmente el motivo elegido y recomponerlo alterando los colores con un propósito meramente pictórico. No me interesa expresar ni estado de ánimo.

Lo que espero a partir de ahora es no rendirme a la urgencia de mis intuiciones ni a una reflexión paralizante, concentrarme en cada cuadro por si se diera esa sintonía indescifrable que no se sabe qué es y que se reconoce si llega. Después, talvez el cuadro pueda continuar su vida en la mirada de quien lo contemple y ojalá consiga alumbrar su emoción. En todo casi será ya un relato que pertenece a otro. Luis M.ª de la Higuera.

RUIZ LINARES

Desde 1883